- The School
- Academic information
- Students support
- Knowledge transference
- Internationalization
- International mobility
- National mobility
- Quality
Fátima Antelo, Marta Ferrer, Lucas López y Aitor Salesa
La mayoría de las economías globales siguen un modelo lineal de producción y consumo, donde los recursos naturales se transforman, se comercializan y luego se desechan tras su uso. Aunque este sistema ha promovido el crecimiento económico en el último siglo, su sostenibilidad a largo plazo es cuestionable debido al agotamiento de recursos y el aumento de residuos. Esto plantea la necesidad de adoptar modelos económicos alternativos que no solo mejoren la eficiencia productiva o reduzcan la dependencia de combustibles fósiles, sino que ofrezcan soluciones más profundas.
La economía circular (EC) se presenta como una alternativa viable, promoviendo un sistema cerrado donde la innovación tecnológica, la gestión eficiente de materiales y las políticas de cero residuos se combinan para minimizar los impactos ambientales. En lugar de desechar los productos tras su primer uso, estos son rediseñados para ser reutilizados, remanufacturados o reciclados. Esta transición ha ganado apoyo de académicos, instituciones políticas, organizaciones sin fines de lucro, universidades, centros de investigación y empresas.
El desarrollo de la EC requiere un enfoque colaborativo debido a la complejidad de los cambios involucrados en el diseño de productos, procesos productivos, políticas y hábitos de consumo. Este enfoque colaborativo puede ser facilitado por los ecosistemas de innovación (EIs), que eliminan barreras y aceleran el desarrollo de soluciones circulares a través de la cooperación entre agentes económicos. Sin embargo, las dinámicas de colaboración en estos ecosistemas para la EC (EIEC) no han sido estudiadas en profundidad.
Para abordar este vacío, este trabajo se centra en el programa Horizonte Europa (2021-2027), que busca apoyar la transición a la EC en Europa mediante la colaboración de diferentes actores. La investigación analiza 275 proyectos que involucran 2.364 organizaciones de 30 países, contribuyendo al desarrollo de la EC.
A nivel de países, la red de colaboración muestra una densidad media a alta, lo que sugiere que es poco probable que se fragmente. Sin embargo, los países que lideran en la implementación de la EC no ocupan posiciones centrales en esta red. Esto podría deberse a que los países del norte de Europa, líderes en la EC, responden mejor a incentivos del mercado que a los impulsados por instituciones como Horizonte Europa, que requiere coordinación externa.
En cuanto a los distintos tipos de agentes, las empresas privadas juegan un papel central en la recepción de fondos y ejecución de innovaciones, pero no en la coordinación de proyectos, un rol dominado por universidades y centros de investigación, que priorizan tareas intensivas en conocimiento. Esto revela una especialización de funciones en la red.
Finalmente, el análisis de las organizaciones muestra que, aunque el EIEC europeo es cohesivo en su núcleo, existen clusters en la periferia algo desconectados del centro. Además, las instituciones públicas se encuentran mayormente en la periferia, lo que podría estar ralentizando el desarrollo y la adopción de la EC.
Este trabajo fue presentado en la sesión nº 3 de la VI Edición de los Brown Bag Seminars de la Facultad de Economía y Empresa