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Juan Perote Peña, Facultad de Economía y Empresa.
En las últimas décadas y facilitado quizás por la mayor conectividad humana que suponen las redes sociales y la globalización se aprecia que determinadas teorías generales o sistemas de creencias estructuradas se popularizan rápidamente hasta crearse “consensos” culturales cuando las teorías en sí podrían ser objetivamente falsas (aunque por su naturaleza difusa sea difícil probarlo sin ambigüedad). Este fenómeno puede darse en situaciones donde no parece que haya grupos que se beneficien de tales creencias falsas y la gente actúa racionalmente, lo que requiere una explicación que no se encuentra en los modelos existentes en psicología social y evolucionista y en antropología. En este trabajo propongo un modelo epistémico de evolución cultural para explicar por qué pueden expandirse en una población teorías falsas o sistemas de creencias perjudiciales desde el punto de vista adaptativo, hasta el punto de volverse hegemónicas o formar “consensos”. La propuesta combina ideas de las literaturas de agregación de juicios y del ganador de Condorcet dentro de la teoría de elección social con modelos evolutivos dinámicos para ofrecer una explicación en la que las decisiones de adopción de creencias de todos los agentes en cada momento son óptimas, aunque paradójicamente pueden dar lugar a dinámicas donde todo el mundo se equivoca. En esto se parece a los fenómenos de generación de cascadas de información y de reputación que se han propuesto para explicar fenómenos de difusión rápida de modas o burbujas bien conocidos en teoría económica, aunque los procesos que estudio aquí son mucho más resistentes a la llegada de nueva información en el sistema y, por tanto, presumiblemente más peligrosos. La clave del fenómeno la proporciona un nuevo proceso de aprendizaje social exclusivo de los modelos epistémicos que denomino “reflexión personal”. Se trata de una fase de la evolución cultural de las creencias que se añade a la transmisión “horizontal” (en la que unos individuos imitan las creencias de otros dentro de la misma generación), a la transmisión “vertical” (los individuos aprenden de la generación anterior por vía genética o cultural/educativa) y al puro aprendizaje “personal” del entorno (experiencia personal). Esta nueva fase se da cuando hay dos o más teorías co-evolucionando a la vez y sus valores epistémicos están lógicamente relacionados, por lo que la creencia de un individuo en una de ellas puede afectar por implicación lógica a la creencia en alguna otra dentro de su mismo cerebro. Las diferentes creencias así conectadas se contagian sus “etiquetas” de verdadero/falso, alterando la frecuencias de creencias iniciales. Por ejemplo, si un individuo ha adquirido la creencia de que la teoría X es cierta y la Y es falsa y recibe la información (o la deduce él mismo) de que X implica Y, deberá actualizar su creencia previa sobre la Y. Pero si resultase que la creencia inicial del individuo sobre la verdad de X estuviera equivocada y ambas teorías fueran falsas, su inferencia ha sido errónea por ser falsa su premisa, y la fracción de individuos en la población que creen erróneamente que ambas teorías son ciertas crecería. El ejemplo anterior del proceso de reflexión personal supone una interacción lógica de “atracción” entre ambas teorías, y siempre tiende a expandir la creencia en que cada una de ellas es cierta, tanto si ambas son ciertas (no se cometen errores) como si son falsas (el caso problemático). Si en cambio suponemos un proceso de “repulsión” lógica como “X implica no Y”, la reflexión tendería a reducir la creencia en ambas, pero como una de ellas habrá de ser falsa el error del aprendizaje no resulta tan grave, aunque a cambio se manifiesta siempre. En el artículo presento una formalización matemática de un modelo de evolución cultural epistémico que combina los cuatro tipos de transmisión mencionados para determinar en qué condiciones paramétricas obtenemos el resultado buscado (toda la sociedad termina creyendo ciertas dos teorías falsas) como equilibrio estable del sistema dinámico. En general, este resultado indeseable será más probable cuanto mayor sea la probabilidad de error en la fase de aprendizaje personal, cuando más intensa sea la imitación horizontal y cuanto menos grave sea para los individuos actuar en función de creencias falsas en comparación con las verdaderas. También he complementado los resultados teóricos con un modelo basado en agentes que basan su imitación en su entorno local. En este caso las simulaciones efectuadas muestran que la probabilidad de caer en la trayectoria ineficiente es menor, aunque sigue existiendo.
Fue presentado en los Brown Bag Seminars en la Eighth Session de la V Edition.