Determinantes de la desigualdad de la renta desde una perspectiva evolutiva: ondas largas y cambios de paradigma

Adrián Espinosa-Gracia y Julio Sánchez-Chóliz (Departamento de Análisis Económico).

El alarmante incremento en la desigualdad de la renta que se ha venido experimentado globalmente desde los años 80 es, junto al cambio climático, el desafío económico de nuestros días por antonomasia. Para tratar de buscar soluciones al problema, un primer paso consiste en identificar cuáles son los factores determinantes de la distribución de la renta. Siguiendo los preceptos de la Economía Evolutiva y combinándolos con el materialismo epistemológico de Mario Bunge, construimos un marco teórico con el objetivo de dar respuesta a este problema.

Nuestra hipótesis es que la distribución de la renta es el resultado principal de lo que llamamos el sistema social. Éste, a su vez, está integrado por tres sub-sistemas, económico, institucional y científico-tecnológico, cuyos mecanismos determinan el sentido de la tendencia a largo plazo de la desigualdad. Los mecanismos que describen estos sistemas se articulan en torno a un paradigma tecno-económico determinado, cuya evolución, de unos 35-50 años, conforma un fenómeno emergente y no determinista que describimos como onda larga. Los perfiles de estas ondas son marcados por la evolución del paradigma tecnológico que, llegado el momento de su agotamiento, es sustituido por otras innovaciones radicales que fuerzan cambios estructurales en todos los niveles anteriormente descritos, con consiguientes procesos de ajuste y crisis económica.

Mediante análisis empíricos y descriptivos, podemos comprobar que las características económicas, institucionales y tecnológicas de los años 30-70 del pasado siglo son consistentes con una tendencia hacia la reducción de la desigualdad de la renta en varios países desarrollados; por el contrario, el mismo análisis sirve también para apoyar que la desigualdad ha tendido a aumentar durante los años que fueron desde la crisis del petróleo hasta la Gran Recesión. Este marco teórico, que parece ser útil para estudiar la historia de la desigualdad durante los últimos 100 años, puede ayudarnos a realizar algunas consideraciones prospectivas acerca de qué esperar a este respecto en las décadas por venir.

Siguiendo nuestro esquema, aunque para confirmarlo sería necesario afrontarlo en un horizonte temporal más alejado, es probable que nos encontremos ahora en el inicio de una onda larga, lo cual nos situaría en una fase de expansión tras la crisis de la pandemia, en un momento de adaptación a cambios sistémicos. Por ejemplo, en el plano institucional, estamos asistiendo, por ejemplo, a cambios en el concepto de dinero y en el mercado de trabajo (reducción jornada laboral, renta básica), que indudablemente serán determinantes en el signo de la evolución de la desigualdad. Además, la evolución del concepto de democracia y la posibilidad de conformación de un mundo bipolar articulado en dos grandes bloques también va a ser relevante. Por otra parte, los cambios de paradigma tecnológico también parecen claros, con especial importancia de la nanotecnología y la ciencia de los materiales, la bioingeniería, la inteligencia artificial y el machine learning, la genética y la biomedicina, y las energías renovables. Nos podemos adentrar, por lo tanto, en una era donde pueden aparecer otro tipo de desigualdades, relacionadas sobre todo con la genética y el tratamiento de (y acceso a) una gran cantidad de datos.

En resumen, se podría conjeturar que se abre una época en la que va a ser necesario un mayor activismo en cuanto a la redistribución – tanto de la renta como de los impactos medioambientales – si se quiere frenar la tendencia al aumento de la desigualdad y construir una economía más sostenible socialmente. Quizás sea pronto para decirlo, pero esta necesidad surge de que no parece que vaya a haber una reversión estructural de la tendencia actual de desigualdad creciente, atendiendo a un análisis desde el seno de nuestro marco.

Fue presentado en los Brown Bag Seminars.