- The School
- Academic information
- Students support
- Knowledge transference
- Internationalization
- International mobility
- National mobility
- Quality
La siniestralidad laboral es un problema que conlleva importantes consecuencias económicas y personales. Entre las consecuencias de tipo económico se incluyen las horas dejadas de trabajar, los tratamientos médicos oportunos y la repercusión en la reputación de la empresa si el accidente se vincula a falta de seguridad o incumplimiento de las normas de prevención. En el plano personal, la persona trabajadora ve afectado su estado de salud que, dependiendo del grado de gravedad del accidente, oscila desde una limitada importancia hasta un desenlace mortal.
En este marco, una línea de investigación consiste en estudiar las diferencias entre el riesgo real (u objetivo) al que se enfrenta un trabajador en el lugar de trabajo y el riesgo subjetivo que percibe al realizar ese trabajo. Mientras que las medidas objetivas del riesgo captan hasta qué punto las personas están expuestas a peligros en el puesto de trabajo (lesiones, accidentes, enfermedades), la percepción del riesgo se refiere a las evaluaciones subjetivas individuales del riesgo inherente a cada entorno laboral (la probabilidad de que se produzcan eventualidades no deseadas). Estas evaluaciones subjetivas del riesgo están influidas por numerosos factores, además del nivel objetivo de riesgo como aspectos psicológicos individuales o sociales (edad, sexo, experiencia, educación, personalidad, motivación, valores, etc.), variables cognitivas (conocimientos, cantidad de información disponible, experiencia, etc.) y evaluaciones de la exposición personal y la capacidad para hacer frente al riesgo (percepción de las propias habilidades, precauciones tomadas, esfuerzos de control, etc.). Por último, la percepción del riesgo también se ve influida por variables culturales, políticas o estratégicas propias de la organización (cultura organizativa, política de seguridad, normas sociales, etc.).
Cuando las percepciones de riesgo de los trabajadores se desvían significativamente de los datos estadísticos objetivos es posible que los trabajadores no estén evaluando con precisión los riesgos relacionados en el lugar de trabajo. Los distintos comportamientos de los trabajadores ante riesgos similares son el resultado de diferentes "lecturas" del riesgo. Con datos de la Muestra de Accidentes Laborales y de la Encuesta Condiciones de la Vida en el Trabajo para varios años observamos, por ejemplo, que los índices de siniestralidad son mayores entre los varones, los jóvenes y los que llevan menos tiempo en la empresa. Sin embargo, el riesgo de accidente percibido por los trabajadores es mayor entre las mujeres, los trabajadores de mayor edad y los que llevan más tiempo en la empresa.
Cuando tratamos de establecer relaciones causales entre diversos factores y el hecho de sufrir un accidente obtenemos los siguientes resultados. En primer lugar, encontramos que el riesgo percibido y el observado están significativamente correlacionados: un mayor riesgo objetivo afecta positivamente a la percepción subjetiva del riesgo una vez que se controla un amplio conjunto de características personales y relacionadas con el puesto de trabajo. Esto confirma que las variables personales y organizativas influyen en la percepción "emocional" del riesgo, pero las dos medidas del riesgo no reflejan exactamente el mismo fenómeno.
En segundo lugar, la percepción del riesgo varía en función de las características personales y laborales, lo que confirma que las medidas de seguridad de protección deben tener en cuenta las características particulares de los trabajadores. Nuestra investigación alerta de la posible influencia de factores adicionales en la percepción del riesgo, como el comportamiento del grupo de trabajo de los trabajadores, el grupo ocupacional, el entorno de seguridad, las horas trabajadas o las responsabilidades familiares. En particular, hemos encontrado que:
Este último punto es muy relevante: un buen entorno de seguridad es esencial para la prevención de accidentes, lo que requiere trabajadores más informados, especialmente mediante el papel que desempeñan los sindicatos o los delegados sindicales. En promedio, los trabajadores que forman parte de algún sindicato están expuestos, desde el punto de vista objetivo, a menos riesgos, pero su percepción del riesgo es mayor que la de los trabajadores no sindicados. Lo que deducimos es que la mera presencia de delegados de prevención puede no ser suficiente para estimular la prevención de riesgos. Cuando el compromiso de las empresas con la seguridad en el trabajo se centra principalmente en el cumplimiento formal de las obligaciones en materia de prevención, es más probable que aparezcan mayores discrepancias entre el riesgo objetivo y el percibido. Aunque la obligación de contar con delegados de prevención en las empresas de más de 50 trabajadores (siendo también recomendable para empresas de más de seis trabajadores) ha contribuido a reducir en cierta medida la siniestralidad, lo cierto es que no ha logrado objetivos más ambiciosos. Como es bien sabido, la sindicación en España está fuertemente asociada a una profunda implicación en diferentes aspectos de las relaciones laborales, incluida la seguridad en el trabajo.
Concluyendo, este estudio muestra que la percepción del riesgo se desvía significativamente de la información estadística y objetiva sobre accidentes, de modo que la "lectura" del riesgo por parte de los trabajadores difiere significativamente en función de diversas características. Estos resultados nos permiten dar pautas para mejorar la percepción del riesgo y la eficacia de la formación en prevención de riesgos para los trabajadores. Ante todo, a la hora de aplicar medidas preventivas, la dirección de la empresa debe buscar una mejor percepción del riesgo objetivo. Aunque debe prevalecer una política general de gestión de riesgos, es necesario abordar de forma específica características específicas sobre riesgos laborales para trabajadores de diferentes edades y niveles educativos o si los trabajadores tienen personas dependientes a su cargo. Finalmente, para promover la intervención en materia de salud y seguridad en el trabajo debería intensificarse el fomento de la participación de los trabajadores en las actividades de prevención de riesgos o una mayor acción de las inspecciones de trabajo. En todo caso, parece indiscutible el papel de los sindicatos como proveedores de concienciación y percepción del riesgo.
El trabajo completo puedes consultarlo aquí
Inmaculada García y Víctor Montuenga
Profesores del Departamento de Análisis Ecónomico